Que más quisieras que fueras aquel ser que se llevó mi alma pero no fue así.
Mientras soy catalogado como aquel que es maldito, odiado, imbécil y cobarde, jactándote de tus dotes humillas aquel que no llego a ti, mientras las miradas resplandecen el deseo del corazón permanece sin palpitar y la razón es porque no pertenece aquella que juzga sin amor alguno.
Cuando me expresaste la vez primera, tus sentimientos sin distinguir a quien del otro lado sus palabras te agobiaban y te envolvía en un mundo obsesionado por poseerlo sin ley alguna, solo con ojos cerrados mirabas sus imágenes llenaste aquel fantasma hasta idolatrarlo sin importar la vida que estaba en juego.
Como enamorarse de alguien a quien no distingues, esa era la pregunta que a diario me atormentaba, como saber de aquello a quien no vez pero sientes algo por el y solo por sus letras enmarcadas en sentimiento.
Cuando nos extendimos la primera palabra no sabía que esto ocurriría, no sabía que a mi te apegaste de tal forma queriendo obtener a alguien a quien solo una lo logro, pero que sus pensamientos son ligeros al perseguir su alma en el rodar de la vida.
Tus sentimientos parecían ser puros, hasta uno llegarse a imaginar desde lejos la curiosidad de distinguirte en persona, seria la de más opción, hasta saber que tu cuerpo era de aquellos a quien tu lujuria envolvía por no tener lo que deseabas siempre teniendo en tu mente mi nombre.
Al distinguir el ser que tus palabras transmitía supe que eras paciente, tímida, sincera, apasionada por llegar a lo que quieres, eras una de las que llego a mi ser, sin reproche alguno solo a través de una vieja máquina que nos conectaba a distancia, supe tus anhelos, supe tus penas, supe tus dificultades, supe tus metas y tu pasado, lo supe todo de tu misma boca a quien solo en 2 personas reposan esas palabras.
Sigues intentando, yo me limito no deseo envolverte, ni engañarte creíste seducirme con lo que a muchos hombres le encantan pero fui serio al impedirlo, sin pensamiento alguno tu orgullo te enaltece y desatas la ira contra a quien tus palabras reposaron, contra ese consejero, contras esa amistad a quien por poco tus anhelos no subestimaba, siempre estaba presente al final de la frase un te quiero, un te admiro, pero jamás un Te Amo, de palabras grande, no lo malinterpretaste, pero tu codicia cejo tu mente y te llevo a iniciar una guerra hipócrita contra quien te extendió sus brazos de aliento.
Mientras tu deseo se imposibilito tus acciones pretendieron envolver a quien no amabas y solo era tu obsesión tener una pequeña parte de él, hasta destruirlo, pero no lo conseguiste y tu soberbia contribuyo a erradicarla el sentimiento albergado en su ser.
Siempre me preguntaste amas a otra y siempre te dije sí, nunca llegaste cuando esperaba que llegaras, tus maldiciones querían verme rogar, tus hechicerías me querían ver en la nada aunque por dentro te morías por tener el cuerpo que a quien tu alma deseaba.
Terminaste destruyendo lo que alguna vez formaste, pero jamás obtuviste lo que una vez deseaste.
Mientras soy catalogado como aquel que es maldito, odiado, imbécil y cobarde, jactándote de tus dotes humillas aquel que no llego a ti, mientras las miradas resplandecen el deseo del corazón permanece sin palpitar y la razón es porque no pertenece aquella que juzga sin amor alguno.
Cuando me expresaste la vez primera, tus sentimientos sin distinguir a quien del otro lado sus palabras te agobiaban y te envolvía en un mundo obsesionado por poseerlo sin ley alguna, solo con ojos cerrados mirabas sus imágenes llenaste aquel fantasma hasta idolatrarlo sin importar la vida que estaba en juego.
Como enamorarse de alguien a quien no distingues, esa era la pregunta que a diario me atormentaba, como saber de aquello a quien no vez pero sientes algo por el y solo por sus letras enmarcadas en sentimiento.
Cuando nos extendimos la primera palabra no sabía que esto ocurriría, no sabía que a mi te apegaste de tal forma queriendo obtener a alguien a quien solo una lo logro, pero que sus pensamientos son ligeros al perseguir su alma en el rodar de la vida.
Tus sentimientos parecían ser puros, hasta uno llegarse a imaginar desde lejos la curiosidad de distinguirte en persona, seria la de más opción, hasta saber que tu cuerpo era de aquellos a quien tu lujuria envolvía por no tener lo que deseabas siempre teniendo en tu mente mi nombre.
Al distinguir el ser que tus palabras transmitía supe que eras paciente, tímida, sincera, apasionada por llegar a lo que quieres, eras una de las que llego a mi ser, sin reproche alguno solo a través de una vieja máquina que nos conectaba a distancia, supe tus anhelos, supe tus penas, supe tus dificultades, supe tus metas y tu pasado, lo supe todo de tu misma boca a quien solo en 2 personas reposan esas palabras.
Sigues intentando, yo me limito no deseo envolverte, ni engañarte creíste seducirme con lo que a muchos hombres le encantan pero fui serio al impedirlo, sin pensamiento alguno tu orgullo te enaltece y desatas la ira contra a quien tus palabras reposaron, contra ese consejero, contras esa amistad a quien por poco tus anhelos no subestimaba, siempre estaba presente al final de la frase un te quiero, un te admiro, pero jamás un Te Amo, de palabras grande, no lo malinterpretaste, pero tu codicia cejo tu mente y te llevo a iniciar una guerra hipócrita contra quien te extendió sus brazos de aliento.
Mientras tu deseo se imposibilito tus acciones pretendieron envolver a quien no amabas y solo era tu obsesión tener una pequeña parte de él, hasta destruirlo, pero no lo conseguiste y tu soberbia contribuyo a erradicarla el sentimiento albergado en su ser.
Siempre me preguntaste amas a otra y siempre te dije sí, nunca llegaste cuando esperaba que llegaras, tus maldiciones querían verme rogar, tus hechicerías me querían ver en la nada aunque por dentro te morías por tener el cuerpo que a quien tu alma deseaba.
Terminaste destruyendo lo que alguna vez formaste, pero jamás obtuviste lo que una vez deseaste.