Siempre he recibido humillaciones, se burlan de mí, de mi físico, de mi situación económica, de mi situación amorosa por lo menos de un 70% de todo lo que realizo, y siempre esperar que actuara igual pero les molesta que no lo haga porque que se excitan al hacerme enfadar.
Siempre he dicho; una cosa es la pobreza y otra cosa es la humildad, nunca prefiero ser rico, es mejor quedarme como estoy al transformarme en un egocentrista orgulloso que solo prolifera vanidad, eso nunca, cuando experimente que se sentía eso caí a lo más bajo de saber que eso no era lo que nos hacía feliz.
Mi maestro me invito ayudarle a realizar un trabajo, de aventurero lo acepte, el me pregunto en semana o en fin de semana? Yo le respondí que mejor era un fin de semana siempre hay que hacer las cosas antes de tiempo.
El quedo pensando y aquella noche me dice que eligió ese fin de semana.
Su colega le informa que el lunes debe estar a medio día, pero el no hizo caso y nos fuimos aquel domingo, bajo apuro y retrasados partimos pero el esfuerzo era realizar todo a tiempo para evacuar espacio en la semana, así que llegamos y los trabajadores de allí nos indican que descansáramos y paseáramos, pero nosotros hicimos caso omiso y bajo aquel largo sol empezamos a trabajar, nos informaron que teníamos que hacer y empezamos, parte por parte íbamos cumpliendo, fueron 8 horas de seguida sin descanso alguno trabajamos.
Todo marchaba bien, hasta que un obrero se nos acerca y nos da órdenes de realizar aún más el trabajo de un sector, nosotros sin decir que no lo realizamos, aquel obrero no me cayó muy bien en gracia, al momento de realizar el trabajo algo andaba mal y el sector se nos fue en contra todo se desquebrajo pues las piezas estaban mal, nadie dijo yo mande, yo les dije ó eso estaba mal, todos se ensalzaron, se burlaron y lo que hicieron fue acusarnos.
Sin más allá le indique a mi maestro que habláramos con su colega al momento de hacerlo él ya lo sabía, en tonalidad grotesca y humillativa fuimos insultados por aquel teléfono; pensativos por el suceso aquella tarde decidimos pensar bien el problema y realizar con éxito el trabajo.
Aquella noche no dormimos casi nada, nos acostamos a la 1 y el despertar fue a las 3, a las 4 iniciamos a trabajar, remodelamos y pusimos todo en orden cuando todo estaba terminado aquella mañana.
Llego el dueño de aquella máquina que fuimos arreglar, no hablaba y solo miraba, se fijó en el trabajo y vio que estaba todo muy bien, hasta que llego al sector dañado y vio lo que había pasado, sin rabia alguna se fue mientras los otros solo decían mire lo que paso en esa parte y no todo lo que se arregló de la máquina.
Revisando todo, llegaron a nosotros y nos indicaron que lo acordado había sido quebrantado por lo tanto todo lo que trabajamos era gratis y solo se entregaba el pasaje de vuelta.
La ira se apodera de mi pero me la resguardo por dentro, esperábamos al colega del maestro para traer unas piezas y al saber que habíamos terminado todo.
Se tomó su tiempo y no llego a la hora fijada, nos hizo esperar hasta medio día para traer aquel encargo, cuando lo trajo miro el trabajo y al saber que nos entregaron los pasajes fue a nosotros se airó, insulto tanto a mi maestro que lo rebajo menos que un perro, humillándolo y sacándole todo en cara.
Cuando esa persona lo estaba insultando voy agarrando una de mis herramientas y con los ojos profundo infundo aquel objeto cuando el maestro me vio se vino hacia mí y me indica que paciencia, paciencia.
Le hice caso, aquel colega al ver mi mirada, dejo de insultar a mi maestro y lo deja ir.
Cuando partimos no habíamos almorzado traíamos poca gasolina pero aun así seguíamos, queríamos llegar a casa, en el camino y con los rayos de luz cortantes mi gran maestro me dice:
Hay momentos que debemos ser sabios, nunca dejes que tu ira te domine, siempre hay tiempo para cada cosa, pero el trabajo a tiempo siempre será la satisfacción lograda.
Bajo lagrimas le exprese; cuando te humillaron, aquel al que humillaron fue a mí, tu pensamiento es grande, y tu humildad sensata, gracias por permitirme aprender estar en ese lugar.
Aquellas personas, solo se beneficiaron de todo el trabajo que nosotros realizamos, se jactaron del sudor arduo por la picardía y ambición saciada.
Aquel trabajo quedo excelente al dueño le gusto pero aquellos egoístas y envidiosos solo quedaron con el simple papel de mano que ciega nuestras decisiones y altera nuestra humildad.
Siempre he sido un humilde pobre y me siento tan orgulloso de serlo que cuando no lo sea, sentiré celos de aquel que lo es.
Rugero Barrios
16/06/2014